Te sigo pensando, te siento palpitar,
Como aquella mariposa,
Que conmigo aprendió a volar.
Lo bueno y no tanto, Me hace feliz por
igual.
Un día, nuestra sombra,
Ya no estará más.
Abierta, la tierra,
Recibirá nuestra sal.
Si aún nos queda algo,
De lo que ayer fue ternura.
Aunque sea un rayito,
Entreguémoslo todo a la luna.
No sé, si cantará de nuevo en mí,
El zorzal del amor.
Como cantó aquel jilguero tempranero
con su voz de miel y sol
Con la misma gran intensidad.
Con que ayer contigo, cantó!
Ese ansiado fruto de los dos!
Que el tiempo nos robó!
Quisiera volver a sentir,
Ese tierno encuentro de ayer!
Que guarda celosamente,
Nuestras tibias caricias de miel.
Quedando arraigadas,
No
se han marchitado
Siguen aromando igual que antes,
En el jardín del eterno sol.
¿Cómo podríamos negar,
Cuánto nos
amamos los dos?
Acaso, podrás olvidar, Pequeña mía,
El límpido polen luminoso,
que
supimos entregarnos?
Fuiste mi tierna canción.
No sé si me
habrás olvidado,
Yo te juro, que no.
Fueron momentos destellantes,
Colmados de ilusión.
Echamos lejos las tristezas,
Afuera del balcón.
Respirando otro aire,
Vivimos en creación.
Daría mi canto y mis versos,
Por volverte a encontrar,
Y sentir de nuevo
ese calor celestial.
A tu tierna y tímida sonrisa,
Rescatarla quisiera del
recuerdo,
Aquel, regado de ayer.
Siluetas al sol, inmortales ansias,
Sueños y abrazos, sin gusto a
hiel.
Besos que matan el olvido,
Y el amor, renace después.
Todos los poemas pertenecen a los AUDIO LIBRO de FRANCISCO ALVERO CANTA
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