Ay, guitarra, preña el amanecer
Embelesada en la arena, mi negra
Te miraba absorto cual reina del mar
Tu cuerpo latía en mis venas morenas
Eras la
sirena del tiempo de amar
Embelezado
junto a ti en la arena
Te
comencé a besar y cantar
El sol furioso de celos, negrita
Intentó de pronto nuestro amor apagar
Al dibujarte un mapa de besos
Brotaron las olas que nos quisieron tapar
Rugiendo agrestes en nuestro nido
Luego los gemidos no se hicieron rogar
El sol
revive en nosotros
Mi canto
en tu cuerpo
Que preña
el amanecer
Mi boca
se pierde en tu piel
La luna y
su candor azul
Estalla
una y otra vez
Ríe la noche en mi sangre sonora
Arrullo del alba que va hacia el vergel
Ay, guitarra dame acordes eternos
Por la maravilla de gozar su piel
Ay, guitarra dulce enamorada
Canto la alegría de este florecer
Te
contoneas frágil como el rocío
Moviéndote
hermosa, cual diosa total
Ciñes mi
pecho con hambre infinita
Te bulle
la sangre junto a mi latir
Desvelada
erizas mis ansias
Tus
labios abiertos y un sólo latir
Quisiera eternizar y herir la tarde
Que erizó la brisa de tu espina dorsal
Ya las blancas gaviotas marinas
Mostraban con sus alas nuestra eternidad
La misma aquella que soplara
Preñando amaneceres con su brisa de paz
Dedicado especialmente a la mujer latina, negra, morena...
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